Por: Joan Durán
Veamos. En la escuela, en pueblos y ciudades o, de estirar el zoom, en todos los países y continentes, existen -o nos inventamos, o aparecen por sus logros o por decreto- referencias: puntos estratégicos que van desde accidentes geográficos y momentos excepcionales de su historia a destacados personajes o sus obras. Por de pronto, en Belize, llevamos un par de décadas machacando contra la corriente y la apatía mayoritaria para ver cómo, quizás algún día, nuestra gente asumirá que los artistas y su trabajo son -o deberían ser- componentes naturales de la vida, elementos imprescindibles en el desarrollo de la nación; vaya, nuestra aportación al planeta.
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