Por: Anita García Ortíz. Fotografía por: Mariano Vadillo
Las migraciones del área rural hacia la ciudad de Guatemala han sido constantes desde hace varios años. Cientos de poblaciones han sido desplazadas e hipnotizadas por el espejismo del desarrollo que, de manera egoísta, centralizan en la capital todas las instituciones sociales y políticas de peso y, por supuesto, entre ellas las instancias reguladoras de la educación. El departamento de Quiché es uno de los epicentros desde donde parte la mayoría de las poblaciones migrantes.
¿Qué sucedería si la migración ocurriera al revés, si el sentido de los pasos entre la frontera ruralidad-urbanidad se invirtiera?
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