Por: Luis Pedro González. Fotografía por: Byron Mármol
Una compleja arquitectura de sonidos diseñada por una mente brillante –interpretada por una monumental orquesta–, hace equilibrio sobre una antena receptora, se adentra en un laberinto de transistores hasta encontrar el camino hacia la pequeña bocina con apenas volumen. Alrededor se agazapan en silencio incontables pedazos de papel, hojas que guardan cálculos, ideas, proyectos, planos, apuntes, dibujos… trabajo de años acumulado sin ningún orden aparente. Pero visto así desde afuera no podemos entender el orden de nuestro pensamiento, menos aún si ese pensamiento ha sido alimentado por años, nutrido por incontables experiencias y reflexiones, convertido ya en un pequeño dios creador, como un niño. Es el estudio de Efraín Recinos.
Gira tu teléfono a posición vertical.